miércoles, 13 de mayo de 2020

Quiero verte.

¿Te diste cuenta que ahora, cuando el presente parece estar sostenido, mis momentos son más radicales? Me estoy convirtiendo en alguien que no conocía o será que siempre estuve ahí pero me costaba mirar debajo de la camisa blanca y el jean desgastado. Es todo o nada, es sentarme en la silla del jardín debajo del sol de medio día o esconderme detrás de un libro hasta que tengo que prender la lámpara. Creo que siempre estuve ahí. Creo que reconozco los grises pero ahora me quedo con los extremos porque me empujan a inventar.

Estos días son así, entre la carcajada por algún chiste mal contado o las lágrimas porque mi mejor amigo me dijo que también me extraña. Qué gran cagada, hay veces que no puedo terminar de exprimir las mandarinas para el almuerzo que mi cabeza ya me está doliendo porque le doy muchas vueltas a esto de no tenerte al lado, con todos tus huesos y cada una de tus torpezas. La mesa está puesta.


No voy a lavar los platos, lo haré más tarde o mañana, necesito dormir o mirar esa serie absurda que me desconecta mientras tomo café y dejo la mitad de la taza llena sobre la mesa de noche. Quiero verte. Me levanto más tarde, no dormí y ahora además me duele el cuello y me aprieta el pecho, ya sé que no me voy a morir, al menos no ahora, creo que lo que tengo es angustia. Respiro y pongo música. Salgo a la entrada de mi casa, me siento a relajarme y aparecen los mosquitos. Entro. Paso por la cocina y veo los platos sucios, no quiero lavarlos todavía, no pasa nada si los dejo así hasta la noche, pienso. Es el recuerdo de tu piel cerca de la mía lo que me perturba, no son tus caricias ni tus besos, es la cercanía, la imprudencia de ser dos extraños que se quieren y que podían pasar horas sobre una hamaca conversando, sin máscara ni alcohol en gel. Mierda, extraño decidir que quería verte y encontrarme con vos. Ahora decido, y no puedo. En realidad sí, pero me excede el miedo. 


Ya casi es hora de acostarme, mañana será un día nuevo. Quiero verte.

 Photo by @cottonbro

1 comentario:

  1. Duele no tenerte, sabiendo que estás cerca y distante. Duele no abrazarte sabiendo que nos reconforta. No es flojera, es desgano, des-motivación quizás, precisamente por no tenerte...!! Oscar.

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