domingo, 12 de mayo de 2019

A veces solo hace falta un clic

clic. 1. Onomatopeya usada para reproducir un sonido 
seco y breve, generalmente metálico.


A veces solo hace falta un clic para dar el siguiente paso, sin pensar tanto, sin reflexionar en los afanes de la existencia, dejándonos llevar por el ímpetu de nuestro (sobrevalorado) "yo", por un segundo.

Esta acción nos conecta con caminos que seguramente estábamos convocando y los deseábamos con demencia, o no. Tan literal como reservar un hotel en Recoleta sin haber comprado los pasajes aún o coincidir la mirada en el lugar menos pensado con alguien que ni conoces y en ese instante te regala alguna respuesta. En realidad, de lo que hablo es de poder tomar decisiones, de lanzarse a hacer lo que uno quiere, de ser lo que a uno le da la gana ser, aceptando los riesgos que esto implica (aunque en ese momento no estemos muy concientes de todo esto).

Escribo desde una ventana con vista a Plaza Callao, hace frío y todavía no estoy tomando mi café porque olvidamos comprarlo anoche y todavía mis hijos no se despiertan para salir a desayunar, es domingo. Llegamos ayer y ni bien dejamos el equipaje en el departamento salimos a caminar hasta La Rural, a la Feria del Libro, caminamos un montón de cuadras y después ahí mismo entre distancias y búsquedas, otro tanto. -"Mami, cuántas páginas nos falta para llegar?" - me preguntaron en algún momento y todos nos reimos. Qué lindo es mirarlos caminar y conversar, hacer chistes y hablar como porteños (dizqué), salir de la cotidianidad absorvente y dejarnos llevar por otra realidad. Estos son los instantes que valoro, ver cómo se puede decidir y actuar en consecuencia aunque no sepamos bien cómo ni por qué, tenemos las herramientas para descubrirlo en el transcurso.

Seguro desayunaremos tarde y llegaremos a San Telmo. La onda con dos adolescentes es que yo propongo lugares y les cuento un poco qué podrían encontrar ahí y ellos deciden y van descubriendo. Hay algunos sitios que saben que no van a escapar porque como ellos dicen "este viaje será estilo mami, puro museos y caminatas..."  y claro, hay imprescindibles en toda ciudad. 

Me gusta reconocer pedacitos míos en ellos, su placer por comer bien en lugares peculiares, buscar libretas en tienditas o querer ir a ver "materiales" como dice mi hija refiriéndose a tiendas de artículos de arte. Me gusta que sean ellos, plenos, con todas las inseguridades de su edad, con su ingenuidad para muchas cosas y sabiduría indiscutible para otras. También me gusta cuando se ríen porque por distraída no entendí qué me dijeron y les respondo otra cosa, ahí yo me reconozco en mi madre y también sonrío. 

Será un día para observar y agradecer, como todos los días de mi vida. 
Hoy agradezco por los instantes, por el calor de nuestros abrazos y la complicidad de nuestras carcajadas, por la compañía de los mensajes de mi familia y mis amigos, que también son familia. Por las miradas encontradas y la mágica coincidencia de vivir en el mismo tiempo, aunque dure solo eso, un clic. 

 (yo)

5 comentarios:

  1. Disfruta de tus pequeños y dejanos disfrutar de tus letras. Felíz Domingo.

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  2. Qué lindo relato ! Me trasladé a esos lugares que describis de esa forma tan cálida...y salí por un momento de mí rutina.

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