miércoles, 7 de junio de 2017

Estamos todos locos




Paris
Caminé, dibujé, comí y conversé mucho en Montmartre. Los jardines de la casa de Renoir sirvieron para que me abstraiga y pase horas respirando ese aire a eternidad. Buena cosa es sacar el estuche con pasteles y carboncillos en medio de tanta belleza. Me adueñé de Montparnasse cenando en La Coupole (era como escuchar todo el bullicio de los años 30, casi casi que podía ver a todos esos artistas ahí sentados y a las damas parisinas tomando el té mientras seducían a algún gigolo). París lo tomé como propio, los jardines, los muchos cafés en los que entraba a escribir o pintar, la ópera, el Panteón, La Escuela de Bellas Artes, tanto...todo. Visité el Louvre dos días antes de partir, es un museo impresionante, desde el inicio la historia te recuerda porqué sigue ahí y te propone conectarte con ella. Volúmenes y construcciones de ideas reflejadas en  obras, en objetos, en pensamientos que siguen flotando y que siguen hablando. Insistí con Picasso y visité otro museo, vi tanto que su energía implacable me dio impulso para no dejar de hacer y seguir haciendo.  Amo Paris, amo la manera de apoyarse en sus cimientos y seguir a partir de ahí.

Terminé mi semana en Paris con mi charla y exposición de dibujos. Una verdadera magia escuchar a las personas comentar sobre mi propuesta. A manera que iba conversando sobre el origen y el porqué de mi trabajo, iba resolviendo nuevas formas de ver. Gané mucho, gané experiencia, una exposición colectiva el 15 de este mes en Paris (se quedaron dos obras para esto) y varias obras se fueron a colecciones esa noche.

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Llegué  Berlin hace dos días y ahora comprendo mi incurable vicio por comer pan y por salir de la norma. Berlin es Berlin, corre en vez de caminar, es resultado de su historia y sobre todo del momento robado de su historia, donde todo o mucho fue destruido. Resultado de una división abrupta que duró casi 27 años. Otro robo aquel, ahora un regalo que recuerda muchas cosas y provoca tantas otras. Justo ayer estaba caminando por Postdamer Platz y viendo y tocando el Muro de Berlín, yo estaba por cumplir 12 años cuando dieron fin con esta aberración y me acuerdo que en casa mi mamá lloraba de alegría (en ese momento no entendía mucho, ahora se me estremece toda el alma). Lo primero que hice fue comprarme mi guía de Lonely Planet, es muy útil, y un pase para transporte público por 5 días, cuanta satisfacción es saber que todo está a tu alcance. Después de eso comí pavo ahumado con pan y coca cola (estilo obrero mismo, me encanta) en un local al frente de la estación Alexander Platz. Y bueno, caminé al ritmo de los locales, a ratos tanta energía sobrepasa, pero no mata. Ayer recorrí muchos museos y todos los lugares de visita obligatoria de la historia anterior a la Segunda Guerra mundial, aunque todo tiene la marca destructiva de la misma. Esa energía de brotar después de la muerte es lo que me atrae tanto de esta ciudad. Como un imán, me quedo pegada a su espíritu. Ah, me olvidaba comentarles mi sensación con respecto al verde...pienso, al cruzar los parques en medio de todas las ciudades que estoy visitando: quién diría que vengo de Sudamérica, de un lugar caliente y lleno de vegetación pero que en mi ciudad hay ausencia de verde, de parques, de árboles caprichosos, y de toda la vida al rededor que ellos genera. Una pena sentirse turista en medio del verde urbano. Hoy me toca comenzar con la visita a una tienda de material artístico (como si arrasar con la de París no hubiera estado suficiente) y luego al Museo de Arte Contemporáneo, visitaré galerías pero sobre todo quiero ir al East Side Gallery...la ciudad entera es un lienzo para el arte urbano, que lindo! Ya les contaré. Ahora bajo a desayunar para agarrar el TRAM. 
Antes de despedirme les cuento dos cosas: la primera es que descubrí un espíritu que vive en mí que se siente bien atraído por los vacíos de las rieles del tren y del metro y quiere lanzarse, me da un poco de vértigo. La segunda y la más importante es escuchar cada día la voz de mis hijos, sentir a mi familia y dejarme llevar por un amor que solo le da la gana de crecer y seguir creciendo (love you more MrE). No puedo con mi forma, soy la más cursi del mundo mundial. Ah! y una tercera, me teñí el cabello...ahora lo tengo color chocolate (como el que me voy comiendo cuando llega la tarde). Hasta pronto.


En el taller de Suzanne Valadon

 Shine

Montmartre

 Una vista del Jardín de Renoir
(yo me quedé pintando entre los árboles)

 El metro

Una tarde con lluvia  y kir

 Una silla de Giacometti en el Museo de Picasso
(las sillas y lámparas eran de él)

Ventana

La guía favorita

A punto de lanzarme a las rieles

La Catedral

Museo de Nacional de Arte

El mismo, otra vista

Interior del Museo Neues

Interior del Museo de Pérgamo

Una calle

Comenzó a llover

Vicio 

Puerta de Brandeburgo


Reichstag

Camino

Monumento a los Judíos de Europa Asesinados

Monumento a los Judíos de Europa Asesinados

Ahí mismo

Postdamer Platz (muro)

Postdamer Platz (muro)

Postdamer Platz (muro)



2 comentarios:

  1. Hermoso hermana, que alegría poder sentirte a través de tus palabras, que alegría y gracia la que estás viviendo. Vas a llegar más grande y fuerte, llena de sabiduría.
    Un BESO.

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  2. hermosa, acabo de leer...gracias a vos por todo el amor y apoyo <3

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